El Calvario de Adel

Desde su encierro, tras un juicio sin las debidas garantías procesales, el joven Adel de la Torre, enfrenta un calvario en los predios de la prisión 1580, donde se encuentra cumpliendo 7 años por su participación en las manifestaciones populares ocurridas en la Isla, el 11 de julio de 2021.
Una nota publicada recientemente por Cubalex, una agrupación de dedicada a la defensa legal y al monitoreo y denuncia de las violaciones a los derechos humanos en Cuba, refleja la difícil situación por la que atraviesa el prisionero político.
A través de un audio divulgado en varias plataformas del ciberespacio, por la referida entidad, se pudieron conocer en la voz de Anayl Hernández Collado, madre del joven de 29 años, los constantes atropellos sufridos por su hijo por parte del personal carcelario.
Adel, padece de esquizofrenia paranoide, asma, entre otros problemas de salud agravados por la falta de atención médica adecuada.
“El 12 diciembre tuve la visita y lo vi muy pálido y deprimido. Se le está cayendo el pelo, aseveró Anayl. Tampoco le han dado los beneficios correspondientes, como el paso a un régimen de mínima severidad que le correspondía desde abril, ni le permiten acceder a los 10 minutos reglamentarios a la semana para hablar por teléfono. Solo puedo hablar con él de 2 a 3 minutos”, agregó.
Por otro lado, se conoció que actualmente padece de dolor de muelas para lo cual no ha recibido ningún tipo de asistencia, así como problemas en los huesos.
Por si no bastaran los abusos, su madre recordó que Adel tiene problemas de visión y cefalea a causa de una golpiza propinada por un oficial.
El número y la gravedad de las incidencias, invitan a una llamada de atención sobre este joven, cuya integridad física y psicológica pende de un hilo.
Sería muy lamentable que otro reo del 11 de julio muriera a consecuencia de los excesos cometidos habitualmente por los carceleros contra los prisioneros por causas políticas, incluidos los del 11 de julio. Cuatro de ellos han perdido la vida por factores vinculados al rigor de un encierro arbitrario y extraordinariamente inhumano.
“Mi hijo es inocente. El derecho de expresarse y manifestarse no es un delito. No quiero que digan que mi hijo se suicidó porque estaba en crisis. No quiero que maten mi hijo a golpes. Tiene que estar libre por su condición mental. Por eso voy a seguir denunciando y exigiendo la libertad de mi hijo y de todos los presos políticos”, afirmó Anayl.