Migración: un fenómeno en constante crecimiento

Este 18 de diciembre se celebra el Día International del Migrante, una efeméride que pone en perspectiva la creciente cifra de personas que no viven en sus países de origen por diversas razones, fundamentalmente debido condiciones adversas que obligan a la búsqueda de sitios más seguros.
De acuerdo a un informe emitido por la Organización Internacional para las Migraciones de las Naciones Unidas, el pasado mes de mayo, la cifra de personas desplazadas era de 281 millones, un 3,6% de la población mundial.
Conflictos armados, desastres naturales y regímenes autoritarios represivos, son algunas de las causas que provocan el indetenible flujo de seres humanos hacia países más desarrollados y estables.
Entre los principales corredores migratorios citados en el reporte figura, en primer, lugar el localizado en la frontera de Estados Unidos y México, por donde han transitado en los últimos cuatro años más de 12 millones de personas.
Le siguen el que va de Siria a Turquía y el que comprende a Rusia y Ucrania con cerca de 20 millones de desplazados en conjunto.
Más allá de la referencia numérica, es preciso destacar el impacto físico y emocional para esas familias obligadas a alejarse, por muchos años o definitivamente, de sus respectivas naciones.
Dos de los países más afectados en el continente americano son Venezuela y Cuba, en ambos casos debido a la profunda crisis económica y los altos niveles de represión política.
Durante la última década cerca de 8 millones de venezolanos y más de un millón de cubanos, han fijado, residencia en otros países, lo cual representa un sinnúmero de traumas asociados a la división de las familias y el complejo proceso de adaptación a nuevas realidades sociales y culturales.
Si bien es cierto que muchos migrantes cuentan con oportunidades de prosperar e incluso ayudar a sus familiares con el envío de remesas, el desarraigo es una realidad que incide de manera muy desfavorable. No es fácil permanecer distante del entorno primigenio, enfrentando obstáculos para legalizarse y con pocas esperanzas de un retorno, por solo citar algunos contratiempos comunes a la población migrante.
Las previsiones para los años venideros no apuntan a una mejoría. Las guerras continúan proliferando sin asomos de armisticios, los desastres naturales son cada vez más destructivos y los gobiernos tiránicos refuerzan su animosidad contra quienes se les oponen.
Por tanto, no sorprenderían nuevas olas migratorias con su carga de tragedias, lo cual invita a redoblar esfuerzos, tanto desde el punto de vista mediático como el de la acción, en un asunto de vital importancia para la raza humana.